Una visita al ESMA (Argentina): tortura y desapariciones
Era el cuarto sábado del mes de marzo del 2024. Me encontraba en la Ciudad de Buenos Aires junto con un amigo querido, quien me dio hospedaje los días que estuve por aquellas coordenadas y me ayudó a descubrir y conocer parte de la historia de este pueblo. Esta fue la primera vez en mi vida en la que estuve tan al sur geográfico, lo cual representa un hito para las manías geográficas en las que uno cree e intenta vivir en esta experiencia humana.
Hace unos tres meses, ya en este 2024, ni podía pensar que iba a conocer Argentina. Siempre había querido visitar este país, pero las oportunidades no se habían dado. En menos de dos meses, entre febrero y marzo, mi vida dio un giro estremecedor, y me trasladé a Brasil para estudiar. Dentro de esta mudanza, y como parte del proyecto internacional en el que estoy desarrollando mi investigación, se propuso hacer una “escuela de verano” en Argentina, y sin pensarlo mucho, caí a este país.
Entonces, ese sábado y luego de haber concluido la “escuela de verano”, nos alistamos y salimos del apartamento para recorrer un poco las calles de la ciudad. Nuestro destino de esa tarde era visitar el “Museo Sitio de Memoria ESMA”. Caminamos unos 10 minutos y llegamos a una parada de bus, la cual estaba señalada en Google Maps como el lugar donde pasaba una línea de bus que pasaba por el ESMA. Pasó el primer bus, lo paramos, y justo antes de montarnos, mi amigo me dice el nombre del lugar en el que nos vamos a bajar, esto porque se debe de indicar al chofer el punto donde uno se va a bajar, ya que los buses tienen tarifa diferencial de acuerdo con el trayecto que se realiza. Nos montamos, decimos el destino, y el chofer nos señala que ese bus no va para allá. Nos bajamos con cierto tedio a esperar en la acera el próximo bus. Después de unos 7 minutos viene otro bus de la misma línea. Lo paramos y preguntamos antes de montarnos. El chófer nos dice que no va para el ESMA. ¡Decidido! Vamos a agarrar otra línea de bus.
Caminamos unos 10 minutos en sentido opuesto a donde estábamos, y llegamos a otra parada. Este punto tenía una mejor infraestructura, y saben qué? Tenía un mapa pegado :) Procedimos a confiar en lo análogo. Revisamos la info que estaba en este infográfico, y a esperar solo que llegara el bus adecuado.
Después de un tiempo de espera, logramos montarnos en el bus que iba para el ESMA. Un dato curioso es que en Buenos Aires solo se puede usar el servicio de bus si se tiene una tarjeta específica para hacer el pago electrónico. Es decir, no se acepta efectivo ni otro método de pago. Si no se tiene esta tarjeta, queda caminar, usar otro servicio (taxi, Uber, Cabify…), o pedirle a alguna persona que pase su tarjeta y darle el efectivo.
El trayecto del bus fue tranquilo. Antes de llegar al ESMA pasamos cerca del estadio de River Plate. Las calles estaban llenas de personas haciendo una fila. Pregunté qué era lo que estaba pasando, y me dijeron que ese día era el concierto de María Becerra (mi ignorancia musical no me permitió tener alguna referencia de quién era).
Llegamos al lugar donde está localizado el ESMA. Este es un lote gigante donde están localizados varios edificios con extensos espacios verdes, y es una propiedad que cubre toda una cuadra. Estos edificios se encuentran frente a una de las principales calles de acceso a Buenos Aires, y fue escenario de uno de los episodios más trágicos de todo lo que significó la dictadura en este país: un centro de detención, tortura, asesinato, y una puerta de entrada a un laberinto complejo y doloroso de desapariciones de cientos de personas.
ESMA son las siglas de la Escuela Mecánica de la Armada. Esta fue una institución de formación militar que tenía lugar en este sitio. Asimismo, en este lugar se encontraba el Casino de Oficiales, lugar de descanso y recreación de las altas jerarquías militares. Y fue en este espacio donde se dieron cientos de detenciones clandestinas, torturas y asesinatos. En este edificio es donde se localiza el Museo Sitio de Memoria ESMA.
El día 24 de marzo, en Argentina, se conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Nosotros llegamos al ESMA un día antes, pero ya se estaban realizando distintas actividades para conmemorar dicho día.
Estábamos en la entrada de este predio a la 1.35 pm. Cuando llegamos nos indicaron que se estaban realizando tours guiados por todo el sitio, y que su duración era de aproximadamente una hora y media. Aun así, decidimos ir directo al Museo ESMA. Caminamos unos 200 metros y estábamos frente a la entrada. Había gente afuera esperando algo. Nos aproximamos a las personas del Museo que estaban en la puerta, quienes nos indicaron que abrían a las 2 pm, ya que la visita ese día solo era guiada. Mientras esperamos la hora del tour por el Museo, aprovechamos para fumarnos un tabaco y conversar varias cosas sobre la dictadura: sus distintas etapas, los juicios, las desapariciones, lo sucedido después de la dictadura…
Fueron las 2 pm y dio inicio el tour. La primera cosa que nos colocaron fue un video que pone los pelos de punta: por su contenido, por las cifras, por el dolor experimentado por miles de personas. Se nos indica, además, que el edificio es una prueba que aún se está utilizando como elemento dentro de las investigaciones de lo sucedido en este lugar.
Pasamos por varias salas donde se narra parte de la historia de las desapariciones y de la dictadura. Se nos presenta otro video donde se presentan los resultados de los juicios: decenas de militares son condenados por ejecutar y formar parte de acciones que van en contra de los derechos humanos.
El recorrido termina con una visita al sótano donde se torturó y se retuvo a decenas de personas. Un lugar tétrico, si pensamos en todo lo que estas paredes pudieron escuchar, vivir y sufrir.
Bajamos y nos encontramos a un grupo de personas que estaban alrededor de un señor. El primer intento de acercarse fue en vano, el tono de voz del señor era muy bajo y no había posibilidades de aproximarse para escuchar mejor. Ante esto decidimos hacer un recorrido por el resto del espacio del sótano.
Después de unos minutos logramos abrir un espacio entre la gente y pudimos localizarnos en un lugar donde pudimos escuchar lo que se estaba conversando. Esta persona estaba hablando con sentimiento, esa forma que tienen las personas de expresar coraje y dolor a la vez. Cuando él guardaba un silencio, las personas que estaban a su alrededor le hacían preguntas. Ahí fue cuando me di cuenta de que él fue una de las personas detenidas en este lugar, donde estuvo unos 15 días recluso en el ESMA. ¡Fuerte! Escuchar a viva voz un pequeño trozo de todo lo que aconteció ahí, llena simplemente los ojos de lágrimas.
Casi al final de la conversación, una persona le preguntó qué se puede hacer ante la realidad que se vive en la Argentina. Él se detuvo a pensar, y después de unos segundos, exclamó con una voz suave, pero llena de coraje, que él recomendaba movilizar la palabra a través de la conversación con otras personas. Fue algo simple, pero nos recuerda y nos hace reposicionar el valor, la potencia y la furia que tiene la conversa; debido a que desde la conversa se pueden abrir universos de transformación.
Por último, una canción para reflexionar sobre todo esto: Los dinosaurios (Charlie García)
Salud!
A.