Personas en/de la calle
Esto es una reflexión sobre esos personajes que habitan y recrean las calles. Personas que son esenciales dentro de la construcción de los lugares; y quienes llenan de vida y contradicción las dinámicas cotidianas.
Fuente: O São Gonçalo, 11/11/2021
Niterói me ha regalado experiencias gratas sobre la vida en ciudad, y sobre la experiencia de vivir en un lugar fuera de “casa”. Qué apasionante es pensar que los lugares nos pueblan, y que no existe una separación tajante entre sujeto y objeto, si no, más bien, una relación compleja y dinámica de flujos, interacciones e interconexiones.
Cada vez que salgo a la calle intento mantener despiertos mis sentidos, con el fin de nutrirme de esas escenas cotidianas que cargan consigo vida. Algunas veces me encuentro más atento que en otras. ¿Cuánta vida se nos escapa de la experiencia por sumergirnos en pensamientos, preocupaciones, miedos…?
En Niteroí conocí a José Crispim da Silva (Cachorrão), personaje del pueblo, o por lo menos así lo veo. Toda vez que salgo a la calle me lo encuentro, grata experiencia. Algunas veces va a bicicleta, otras a pie. Él va con un sentimiento de alegría, o al menos eso parece. Casi siempre va sin camiseta, pero esta indumentaria adorna su performance, ya que siempre lo acompaña en su hombro.
Fuente: EnFoco, 6/12/2023
Cachorrão aparece en distintos tiempos y espacios. Voy caminando por alguna calle que antes no conocía, y él aparece. Me hace sentir cierta familiaridad con el lugar. Cuando pasa ¡Ladra! Esa es su forma de identificarse o de hacerse presente.
Las personas lo reconocen, lo identifican y lo ven; algunas otras se asustan, o lo ven con indiferencia.
Cachorrão es uno de esos personajes de los lugares, parte importante del existir y la experiencia. ¿Qué sería de la vida sin estos personajes que dan contenido y vida a la experiencia?
Cachorrão me hace recordar a esos personajes que estuvieron o están en las calles de mi barrio de infancia: Colonia Kennedy. Rambo, Suso, Tortuga (Gex), Cristian, el Buky... Sus historias de vida están marcadas por un conjunto de situaciones complejas que los hicieron estar ahí en esas condiciones, en esa posición social. Estas personas nos acompañan o nos incomodan.
¿Qué sería de los barrios sin estos personajes?
Algunos ellos perduran, otros son pasajeros. Unos mueren, otros desaparecen. Estas personas dan significado a un lugar, lo recrean, lo viven. Cuando caminamos por sus calles les reconocemos. Son parte de una historia, de nuestra historia.
Ellos conocen las dinámicas de un lugar; las viven, las utilizan, las hacen parte de su sobrevivencia.
De niño pensaba en lo “mágico” que es que una comunidad acoja a una persona, le dé un lugar, los haga parte de sus realidades y su existencia. Al final no se les “pide” mucho: los aceptan, los adaptan, los acogen…
Estas son personas necesitan, como todas las gentes, de complicidades que nos permitan vivir: un plato de comida, un pan, un café, unas monedas... Esto va creadno una estructura solidaria y contradictoria que permiten la existencia.
Volviendo a Cachorrão. Él representa el compañero cotidiano en este momento, ese que me hace recordar el lugar y la importancia de las dinámicas concretas en nuestra vida. Él, también, me invita a pensar en su vida y en sus cotidianidades, reflexión que se me lanza como un recordatorio que me lleva a pensar en mi existencia y en las experiencias que subsisto, significó y pueblan mi cotidianidad.
¿Qué estamos siendo? ¿Qué estamos recreando con nuestra existencia? ¿Cuáles son nuestros roles sociales? ¿En qué estamos poniendo nuestras energías en el cotidiano?
Por último, comparto una nota sobre una de las vicisitudes que le acontecieron al Cachorrão, la cual nos hace reflexionar sobre las formas diversas y complejas que tiene una estructura social para vulnerabilizar y criminalizar a los pobres urbanos.
Nos vamos leyendo. ¡Salud!
A.